Es una colección selecta de relatos situados alrededor de los años 1900, mayormente sucedidos en un pueblo que tal vez existió en Jalisco en la margen del río Lerma. Estas historias, cuentos y leyendas tradicionalistas van entrelazando las relaciones entre el espíritu mismo del río Lerma, los personajes y los hechos sucedidos en una sinuosa brecha del tiempo para resolver cuatro muertes misteriosas. Al ir pasando sus páginas, en medio de tórridos romances, asesinatos, corrupción, grandes actos de bondad y amor desinteresados, escenas de guerra, desastres naturales, corazones rotos, magia y brujería, sabrás qué fue lo que verdaderamente sucedió, pero ¿quiénes eran en verdad los personajes?, y ¿quién y cómo resolverá el misterio? Tendrás que llegar al final para saberlo.
Esta es la fachada posterior de los Almacenes La Higuerilla, ubicados en la calle López Cotilla, número 57. Se decía pertenecer a don Hegberto de Higueros, comerciante de telas casado con doña Etelvina Erebiria, diecinueve años menor que él y con quien tuvo gran prole. Se mencionan diecisiete hijos que vivieron y tres que fallecieron muy pequeños o al nacer. De ahí el nombre del almacén y de la familia: La Higuerilla.
La elegante casa en realidad perteneció antes a un discreto matrimonio inmigrante judío-musulmán. La pareja falleció joven, heredando el inmueble a su única hija, de nombre Irene, quien a su vez la rentó por tiempo indefinido al Sr. Higueros dada la amistad con su esposa, casi de la misma edad que ella. De Irene no se supo nada más que se fue a vivir a Iztatán a los pocos días de arreglar todos los trámites de su herencia y jamás volvió a la ciudad. Algunos rumoran que partió con las mismas ropas que le regalaron al cumplir dieciocho años: un chal morado, botas negras y sabe qué más, para no entrar en detalles. Total, la leyenda de la casa va más o menos así:
En aquellos entonces, el festejo de las posadas en la vecindad se iniciaba, como es costumbre, el 16 de diciembre, pero la ingesta alcohólica se prolongaba en un selecto grupo de teporochos y tequileros hasta más allá del día de La Candelaria. No era de sorprenderse que al pasear los dipsómanos a deshoras y en la penumbra se les figurara escuchar voces de niños y ver sus sombras corriendo, pero lo que más les asombraba era el golpeteo fuerte que venía de las ventanas, mismo que sucedía cuando ellos se recargaban por andar hasta las manitas.
Al pasar los años, permeó como la humedad la sospecha de que los tres niños fallecidos de don Hegberto paseaban y jugaban en la mencionada finca, incluso que desesperados golpeaban las ventanas por querer salir a jugar a la calle.
Avanzó como el viento el rumor hasta la junta de cabildo y llegó convertido a formal queja, a la que el simpático munícipe de aquel entonces, Lic. don Ricardo Esparzeta y de la Garzeta, dio singular y fuerte carpetazo, pero, claro, con una amable sonrisa, diciendo:
—Esto es cosa del barrio, que ahí mero se arreglen, solo manden policías pa que no aiga argüende.
No terminaba de caer el sol cuando la muchedumbre del barrio tocó con fuerza las cuatro ventanas de la fachada posterior del almacén de don Hegberto. A gritos le reclamaban que las almas de sus hijos penaban en encierro:
—¡Ábreles una puerta!
—¡Déjalos salir a jugar!
—¡No los tengas prisioneros!
Pasados ni quince minutos o dos cervezas se prendió la luz de la ventana izquierda de la planta alta y por el balconcito salió don Hegberto con su cara, corbata y camisa desconcertadas. Lo acompañaba, pegado a su espalda, doña Etelvina. Pidió calma a la gente moviendo sus manos y dijo:
—No pensé que se tomaran tan en serio los rumores. Más de alguna vez me han dicho cosas que dizque han visto, y aquí mi Etelvina y yo más de una vez nos hemos echado a reír. Díganme qué quieren que haga. La muchedumbre respondió casi al unísono:
—¡Ábreles una puerta, déjalos salir a jugar!
Don Hegberto respondió:
—¿Y dónde quieren que abra la puerta?
—¡Abajo de la ventana de tu recámara, de ahí vienen los ruidos!
—No se diga más, mañana traigo a los albañiles. Ya váyanse a descansar. Y es por eso que se ve la puerta muy hecha a fuerzas y sin la bella simetría de la armónica fachada.
¡Juraría que las leyendas son completamente verdaderas!
E. Brian Ruiz G.
Jorge te hace parte de los personajes, hace que te encariñes y te conviertas en amigo de ellos.
Maru Vázquez O.
Te quedas con ganas de leer la siguiente historia. Todas se entrelazan de manera inesperada, tal como es la vida.
Guillermo González M.
Jorge es ingenioso y describe con mucha claridad las historias llenas de ternura. No quiero perderme ni una sola.
Ana Célia Arreola B.
Es un libro mágico. Sin darte cuenta, no sabes si estás leyendo el libro o tus propios recuerdos.
Sofía Calderón M.
Una obra muy nuestra, muy mexicana, fantástica, divertida y variada.
Carine de Limelette F.
La intriga y el suspenso te mantienen al borde. ¡Incluso hasta la lista de personajes te sorprende!
Breyton Méndez Q.
Como magia, te transporta, te hace parte del relato, mueve profundamente tus sentimientos y te dejas llevar.
Virginia Ruíz de A.
Nunca había leído algo así, es único, romántico, variado, intenso y sentimental. Está lleno de mágia. Siento que cobré más vida.
Emilia Italocía M.
Jorge rompe con el orden de los sucesos en el tiempo, intercala los puntos de vista y te atrapa inevitablemente.
Sabier de la Bagazo U.
Nació en Guadalajara, México en 1966. Es egresado del ITESO en arquitectura. Creó la primer fábrica de pigmentos y herramientas para concreto decorativo en el occidete del país y también el primer Instituto Internacional del Concreto Decorativo de habla hispana. Desde siempre se ha distinguido por un gusto depurado de las bellas artes, en especial la arquitectura, la música, la pintura y recientemente la literatura.
Cuenta con varios escritos a manera de relatos siendo LEYENDAS MEXICANAS FANTÁSTICAS su primer compendio de cuentos entrelazados. Actualmente está desarrollando otro libro de leyendas prehispánicas fusionado con historia de la colonia en el estado de Jalisco en torno a situiciones reales mezcladas con fantasía.
Su manera de relatar los sucesos así como su estilo para describir los personajes y sus sentimientos resultan en un enganche total y fluido para el lector. La prosa fluye a veces a un ritmo inesperado y la manera de relacionar todo es simplemente sorprendente.
Categoría: Ficción (Novela), Ficción (Cuento).
Público: Adultos.
Tamaño: 15.24 x 22.86 cm (6” x 9”)
Portada: A color.
Interiores: Tinta negra, papel crema.
Páginas: 240 págs. con fotografías blanco y negro.
Todos los registros (ISBN/©) a nombre del autor.
El autor cuenta con todos los archivos editables para su impresión.
1era. Edición: Editorial Shanti GO S.C.
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